Los Altavilla, antes Hauteville, provenían de Normandía, donde se habían
establecido temporalmente tras su llegada desde Dinamarca y Escandinavia. Bajo los normandos pudo
desarrollarse un reino rico, adelantado bien administrado y de complejas
relaciones. Un complicado mosaico de latinos, griegos, árabes, lombardos,
hebreos y normandos que hablaban muchas lenguas, que observaban una curiosa
mescolanza de leyes germánicas, bizantinas, tardo romanas y coránicas y que
adoraban distintas y opuestas divinidades. Sus reyes, que hablaban en francés y
dictaban decretos en latín, árabe y griego, tenían barones normandos, almirantes
y administradores árabes, banqueros hebreos o lombardos, obispos latinos o
ingleses y burócratas griegos.
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