El califato de Córdoba se debilita progresivamente y caen los omeyas (1030). Los
almorávides traen de Africa un renovado impulso guerrero. Los intrépidos
navegantes normandos se convierten en la punta de lanza de la cristiandad. Toman
Mesina, Palermo y Siracusa. Llevan la aventura en el alma, llenos de codicia y
ambición, empujarán a la cristiandad hacia aventuras militares insensatas. (René
Kalisky)
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